La máquina de Magritte
- cdeperiodismofpb
- 7 abr 2022
- 2 Min. de lectura
Relación entre lo real y lo soñado, lo imaginario y lo ficticio.
¿Puede el ser humano llegar a conocer la realidad tal y como es, o siquiera tratar de diferenciarla de lo imaginario? Cientos de pintores, escultores y artistas han tratado de capturar la relación entre estos conceptos en infinitas ocasiones.
Este tema se empezó a retratar en gran medida a principios del S.XX con el comienzo de Las Vanguardias, una serie de movimientos artísticos entre los cuales se encuentra el Surrealismo. Este movimiento se encarga de expresar lo irracional e imaginativo del subconsciente, cuestionando la realidad y criticando la sociedad. Entre sus artistas más característicos están Salvador Dalí, Frida Kahlo, Pablo Picasso y René Magritte. Este último, fue un pintor belga creador de cientos de obras que hipnotizan al espectador.
En sus retratos, Magritte sugiere que su trabajo es el de un mago, ya que es capaz de convertir sus imaginaciones en productos que forman parte del mundo real. Para darle forma a sus pensamientos, utiliza la semejanza y el extrañamiento. La obra o el personaje de esta se mimetiza con el entorno para convertirse en lo que pertenece a la propia realidad del ambiente creado, como las obras “La Belle Societé” o “Las Nubes Algodonadas”, en la cual el pájaro se convierte en el cielo en el que vuela.
También utiliza el motivo artístico del cuadro dentro del cuadro, que nos crea una sensación de incertidumbre con respecto a cuál debemos considerar que es el cuadro real. Algunas personas interpretan el cuadro dentro del cuadro como una ventana que da a lo que realmente deberíamos estar viendo.
Otro método que nos hace cuestionarnos lo real es la mezcla de distintos escenarios superpuestos unos encima de otros como si hubiera una infinidad de mundos y nosotros solo conociéramos una de las posibles realidades. Cada persona vive la suya, pero no puede demostrar que es la verdadera porque cada individuo considera que la suya es la real.
El pintor también tuvo una etapa en la que escribía palabras o frases en sus obras, y muchas de ellas las empleaba como elementos irónicos o paradójicos. Se dice que es la traición de las palabras, porque transforma por completo la obra. Lo que podría ser un simple estudio de forma o color de una manzana, se convierte en algo más cuando está bajo el texto “Esto no es una manzana”. ¿Si no es una manzana lo que estoy viendo, qué es? La respuesta aunque no lo parezca, es simple; no estás enfrente de una manzana, estás en frente de un cuadro.
René Magritte se aseguró un puesto entre los artistas más importantes del Surrealismo, tras abarcar en sus abrumadoras obras, un tema que incluso a día de hoy, no hemos conseguido controlar.
Luna Horcajada.
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